domingo, 21 de diciembre de 2008

De la subjetividad falsa

Che... no, nada. Recién venía en el auto por la ciudad que me vió crecer y me di cuenta que en esta pequeña ciudad hay muchas farmacias. Entonces pensé si este pueblo-ciudad podría estar enfermo.
Después pensé en las grandes urbes, y pensé si había tantas calles como problemas o si en los barrios con calles angostas había problemas más chicos que en las avenidas anchas. Sí: sigo con la cuestón de los problemas y los derivados y los etcétera.
Porque si una construcción de hormigón, madera o lo que sea, es hecha por un hombre, entonces las ciudades o pueblos, o estancias, son grandes subjetividades materiales.
Y me puse a pensar, si además de eso, las personas se mudan de un lugar a otro por estas construcciones subjetivas; que a su vez reflejan la subjetividad de la persona que se muda porque se siente identificada y/o reflejada con estas construcciones.
Entonces me dije: hay gente que prefiere problemas más grandes y por eso se muda en las avenidas congestionadas, y gente que prefiere evitar el más mínimo problema y se muda lo más lejos de las avenidas anchas.
También pensé en la gente que prefiere los espacios amplios o los monoambientes apretados entre vigas. Entonces dije: "hay gente que se conforma con poco. O hay gente que no quiere superarse".
Pero después quise volver al tema de las farmacias y también me di cuenta que en esta ciudad-pueblo hay muchas heladerías. Y sí: no hay nada que refresque a este pueblo-ciudad sin río, lagos, o mar. Por eso pensé que la ciudad escapaba a la subjetividad del hombre porque era determinada por su naturaleza.


Y después me acosté a dormir de nuevo y me levanté y me dije: "La subjetividad nunca puede ser un lujo para personas como yo. Es obvio que voy a sentirme siempre condicionado por las subjetividades más grandes y hagan que tenga que vivir en un monoambiente, esté desempleado y que tenga que cruzar las avenidas grandes y pequeñas, siempre a pie".

viernes, 19 de diciembre de 2008

De culpas.

La otra vez pensé que necesitaba hacer terapia, o al menos de alguien que pudiera ayudarme a pensar, más que a decidir. Porque decidir o hacer, es lo mismo que hacerlo por mi propia cuenta, y es eso de lo que no me animo, entonces creo que menos me animaría si soy presionado por alguien, a quien además le tendría que pagar un honorario por mes, lo que complicaría más a mi ajustado presupuesto.Pensé en hacer terapia porque es moda ir a un terapeuta. Porque decir "'mi' terapeuta me ayudó en todo" (aunque entre risas, "obvio que no en el 100%") era algo que tendría que decir.

Cuando tengo problemas, ser parte de un modismo, me ayuda a notarlo menos. Porque la gente no tiene problemas, a no ser que sean pequeños. Los grandes problemas no existen porque la gente es exitosa. Y generalmente estos problemas por los que acuden a los psicólogos, son por manifestaciones hasta corporales de seguro "algún trauma infantil manifestado 20 años después. Nada que ver con un problema acutal".

Entonces me sentí culpable por querer ir a un terapeuta, porque no me sentí con autoestima alta. Y claro, cuando me di cuenta de mi autoestima, lo relacioné también al físico. Y entonces me empecé a sentir feo. Y me dije: necesito ir al gimnasio. Y pensé que muchos van al gimnnasio y que era un modismo y que los modismos ayudan a notar menos los problemas. Y pensé: la gente no tiene grandes problemas (sólo los esconden) y pensé: si voy a ir al gimnasio sólo porque tengo panza, entonces sería como tener sólamente problemas pequeños. Y después me sentí culpable porque ir al gimnasio sólo por una panza era hacerme demasiado problema.

Es por eso que después pensé en si tenía problemas o no. Y comparé. Después miré algunas películas con protagonistas que tenían más problemas que yo e intenté pensar que todas las películas venían de historias verdaderas para sentirme más relajado.Después apagué el televisor.Y me dormí.

Y hoy me despierto y agradezco a los guionistas y a los programadores de cine por cable.